Propiedad Intelectual Registrada
David miró a su alrededor, no
veía nada, una densa nube de polvo inundaba su entorno cercano. Notaba calor en el pecho, en la cara. Algo húmedo se escurría por su rostro. No oía nada, y era extraño porque él era
consciente de que había ruido, había movimiento a su alrededor. Pero nada, no escuchaba ningún sonido, no percibía
más que leves vibraciones que provenían del suelo, de ese palmo de tierra en el
que se encontraba tumbado y dolorido.
Se quiso incorporar, levantarse y
notó como le dolía el pecho y la espalda, y por más esfuerzos que realizaba, no
lograba ni siquiera levantarse. El
pesado equipo lo mantenía pegado al suelo.
Miraba y no veía más que polvo.
De pronto una vaina, dos vainas, tres vainas surcaron delante de él, y
fueron a parar a escasos centímetros de su cara.
Miraba, y no veía nada, le
costaba respirar, no lograba pensar, no lograba enlazar un pensamiento cuerdo,
reaccionaba por instinto, respirar y abrir los ojos, no podía hacer otra
cosa. De nuevo tres vainas surcaron el
aire, y esta vez se depositaron encima de él, notó el calor, quemaban…y sin
saber cómo, fue capaz de accionar su brazo y su mano y librarse de ese calor
que ya quemaba.
Y de pronto sintió como el caos
se apoderaba de su cuerpo y sus sensaciones, fue rápido, primero un dolor agudo
en el pecho. Después el ruido, ruido de
explosiones, de disparos, gritos, lamentos, ruido mortal…